Tierra de contraste de caras múltiples, encantadora y misteriosa, desde los desiertos del Sur hasta las colinas de las Altas Tierras, el aficionado a la aventura y al descubrimiento tiene de sobra donde escoger. Espeleología, escalada, canyoning, rafting, bicicleta todo terreno, parapente y otros deportes de aventura se pueden practicar en este “campo de juego” inmenso y particular de colores tropicales, en un ambiente y un cuadro estilo cinemascope.
Una expedición por Madagascar no se puede olvidar. Aparte de sus itinerarios clásicos, todo queda que hacer. Si la espeleología se ha practicado desde principios del siglo pasado, el rafting y otros deportes del mismo estilo empiezan a tener seguidores. Hay que reconocer que el terreno se acomoda bien a este tipo de actividad.
Relieves y climas variados, poblaciones acogedoras en general.
En realidad, el problema principal queda la logística. La mayoría de las pistas secundarias están en un estado catastrófico y un raid importante necesita caravanas de portadores, carretas llenas de material, vehículos todo terreno robustos y un buen conocimiento del terreno. Cada salida toma rápidamente una cariz de expedición, pero es el precio que pagar para descubrir unos “spots” extraordinarios. Lanzarse en itinerarios nuevos tiene algo excitante, algo único. Un placer que se ha vuelto demasiado escaso en Europa.
Llegar a unos poblados que han olvidado el último paso de un “Mon Pera Vazaha” (sacerdote europeo). Tales como extraterrestres, suscitar el temor y la curiosidad. Y poco después del “Fomba” (la costumbre) tomar una copa y brindar por la amistad entre hombres de culturas diferentes. ¡Qué mágico!
