Los invertebrados representan un 95% de todas las especies del planeta. Desde la separación del Gondwana, un número increíble de invertebrados han evolucionado en Madagascar. Hoy en día nadie conoce realmente su número pero sería más de 100 000. Este tema sólo propone entonces un compendio de formas tanto raras como maravillosas que se encuentran en la Isla. Un buen observador encontrará un número importante de aquellos animales en los bosques malgaches. Siempre es útil buscar debajo de piedras y troncos podridos (teniendo cuidado aun cuando con los escorpiones y escolopendras) o fijando la atención en las hojas y en los troncos, sobre todo para buscar los insectos miméticos. Los fasmos se confunden con las ramas pequeñas y los musgos.

En los bosques lluviosos del este se puede citar la presencia de ciempiés de color amarillo o rojo, carácter que indica que aquellos invertebrados son tóxicos para predadores potenciales. Los escorpiones cuentan entre los escasos animales peligrosos para el hombre pues rara vez mortales. Son activos por la noche mientras por el día se quedan escondidos debajo de piedras y en las cavidades del suelo. Las especies más comunes pertenecen al tipo Grosphus.

Madagascar tiene unas 4 000 especies de mariposas nocturnas y unas 300 diurnas. Las primeras han empezado a evolucionar mucho antes de las segundas y sin duda hacían parte de la fauna del Gondwana. Ciertas familias demuestran afinidades con las de África pero tienen también lazos con las de Asia y América del Sur. Una de las especias más bellas de mariposas nocturnas es el Cometa (Argema mittrei) con un tamaño mucho más grande que sus "primas africanas".

Al caminar en los bosques lluviosos es posible que sanguijuelas le molesten. Son pequeñas y no viven directamente en el agua sino aprovechan de la extrema humedad pegándose a las hojas de los árboles. Están esperando a una víctima de sangre caliente. Aunque su picadura sea desagradable, no existe ningún riesgo para el hombre. Para prevenirse, hace falta dotarse de botas o zapatos cerrados. Una vez que una sanguijuela acaba de alimentarse, puede alcanzar por cuatro veces su tamaño normal.

En los manglares, es frecuente observar los cangrejos violinistas que dan un espectáculo sorprendente con las patas sobredimensionadas para marcar su territorio.