Se cuenta...
Que un incendio tremendo estaba destruyendo a Madagascar y entonces Dios recurrió a los animales alados para extinguir el fuego devastador. Los loros, los cuervos, los toulous (pronunciar tulus) y los drongo (pronunciar drung) fracasaron perdiendo sus colores. Los murciélagos, únicos mamíferos alados, consiguieron apagar el incendio después de un largo día de esfuerzos pero descansaron antes de anunciar la hazaña que los drongo se arrogaron, dejándose coronar "Rey de los animales" por Dios. Despechados, los murciélagos duermen desde entonces la cabeza abajo y para que sólo tenga el Todopoderoso una vista de su trasero.
¿Qué tal de la realidad?
El fuego no quemó las plumas de las aves de Madagascar sino que desde unos siglos, el fuego está quemando los bosques a una velocidad sin par, añadido a los fenómenos naturales de antaño cuando el rayo era el único responsable. Las poblaciones procedentes de Asia llegaron con el cultivo del arroz. Entonces el recorrido de los ríos fue modificado y parece que el conjunto de la cuenca en la vertiente occidental haya sufrido profundos cambios, responsables de las condiciones más secas en el suroeste. Las investigaciones sobre los fósiles y sobre todo los subfósiles demostraron que extensas zonas húmedas habían existido en la región de Tulear. En aquellos lagos y pantanos habían vivido por ejemplo una especie de zancudas de gran tamaño que hoy día ya no existe. Muchas otras aves han desaparecido de Madagascar a lo largo de los últimos milenarios : zancudas, avefrías, águilas, varias especies de cuas entre los cuales el Cua de Delande que todavía existía en la Isla Sainte Marie en el siglo XIX y los famosos Ratites entre los cuales los Aepyornis. Los Ratites existían también en Nueva Zelanda y eran representados ahí por los Moas, un poco más pequeños que los Aepyornis maximus. En el museo de la Academia en Tsimbazaza, un esqueleto montado de esta especie le permitirá apreciar su tamaño ; podrá figurarse el tamaño de los tarsos (se dice "dedos y tarsos" por lo que designamos comúnmente bajo el término de "patas" en el pollo) en comparación con el avestruz, el ave más grande actualmente cuyo esqueleto está expuesto al lado del Aepyornis. Recordamos que el avestruz fue introducido en Madagascar para la cría.
El drongo, un pequeño pájaro de plumaje negro, con la cola ahorquillada merece su reputación. No vacila en atacar pájaros más grandes que él, en acosar un águila pescadora y ahuyentarle. Tiene un repertorio variado e imita numerosos animales.
Las dos especies de loros de la isla tienen un plumaje oscuro y sin brillo, pero cuando uno les observa, se nota su vuelo elegante. Hacen parte de los escasos pájaros frugívoros de Madagascar. Aunque existen plantas vasculares representadas por cerca de 12 000 especies (igual que en el conjunto de la cuenca congoleña en África) que producen frutas, la comunidad frugívora sin embargo está poca representada, sobre todo si se le compara con la del África tropical. De este modo, las aves comparten con los lémures la característica siguiente : pocas son las especies que se alimentan principalmente de frutas.
Las palomas de color azul y verde hacen largos viajes para encontrar árboles en fruta y su observación en la naturaleza es por consiguiente aleatoria.
Diferentes por todas partes
Los rapaces son bastante diversos y aparte el Pigargo malgache o águila pescadora que se alimenta de peces en las riberas y en los ríos de la costa occidental, los demás rapaces actuales son de tamaño más pequeño y viven principalmente en los bosques.
En los espacios más abiertos, pocas especies de aves se pueden encontrar. Sin embargo existen algunas interesantes entre las cuales el cardenal o "fody" cuyo macho luce un plumaje rojo a partir del mes de diciembre. Unas especies se encuentran en las zonas arboladas de las ciudades, tal como en el parque de Tsimbazaza donde se encuentran también garzas. Los árboles y los bambúes son los sitios donde anidan seis especies de garzas a partir del mes de octubre. Apreciará más particularmente la garcilla malgache (Ardeola Idae) de pico turquesa, con el pecho de color rosa subido y el plumaje blanco adornado con plumas de color que lo hacen parecer a una gran flor cuando las despliega.
Unas especies interesantes de patos y rálidas se encuentran en los lagos y los pantanos pero son en los bosques y en las espesuras donde descubrirá la avifauna típica de Madagascar.
Para encontrarlos : ¡Escuche!
En general es más fácil localizar las aves cuando cantan, a partir del mes de agosto en la costa occidental y en septiembre en la costa oriental. Una de las más madrugadoras, antes de que el bosque no sea totalmente alumbrado es el papamoscas del paraíso de plumaje rojizo, con cabeza azul oscuro y el ojo rodeado de un círculo turquesa. La cola del macho se termina por dos largas plumas y los más ancianos tienen en general un plumaje blanco y negro. En el matorral espinoso del suroeste, la carraca terrestre colilarga, especie diurna, ya canta en las últimas horas de la noche al mismo tiempo que el caprimulgus. En concierto que precede la salida del sol se compone entonces de las notas del caprimulgus recordándonos el ruido de una pelota que rebota, con las de la carraca terrestre que emite unas "bu bu...". Se desplaza al suelo o en las ramas bajas. Pertenece a una familia de pájaros endémicos y comparte su hábitat con el mesito monias (Monias benschi) representante de otra familia única de pájaros en Madagascar. En los bosques perennifolios húmedos y subhúmedos se encuentran otras cuatro especies de carracas terrestres. Todas tienen colores vivos, mezclando el blanco, el azul, el rojizo y el verde. Se les localizan más fácilmente cuando cantan pero son muy discretos. Además de esto, al tener un color menos vivo en el lomo, se mezcla con el suelo forestal.
Los cúas se encuentran en todos los bosques de Madagascar. Representan la familia de los Cuculidae (la de los cucos). Todos los cúas tienen rodeando los ojos una vasta zona de piel, de color turquesa cercada por una línea negra y recuerda un maquillaje algo excesivo. La mayoría de los cuas son terrestres tal como el Cúa Gigante en el matorral espinoso del sur y en los bosques secos caducifolios del oeste.
El Cúa Crestada que se puede observar en todos los bosques de la isla es arborícola como el Cua Azul de los bosques perennifolios o el Cúa de Verreaux en el matorral espinoso del sur. Sin embargo, es una mala ave de alto vuelo, teniendo cortas las alas y parece que se dejan cernerse más que no vuelan de veras. Lo mismo es para el Cucal Malgache (Centropus toulou), una especie que pertenece también a la familia de los cucos. Se le encuentra en todas partes de la isla, tan en las ciudades como en las aldeas y su canto (compuesto por una serie de tulu tulu...) se oye desde el interior de la vegetación a fines de la tarde. Las poblaciones lugareñas que viven en los alrededores de los bosques conocen bien las aves y las llaman a veces según sus costumbres : "él que duerme por el día" para el caprimulgus o "él que aletea sin avanzar" para el cernícalo de Aldabra malgache pero sobre todo según sus cantos. Y en efecto, conocer el canto de los pájaros queda uno de las ventajas mayores para encontrar y observarlos. Sin embargo, a veces es difícil distinguir entre la voz propia de los batracios, los insectos, los lémures y otros pájaros cuando se penetra en un medio forestal por primera vez. Algunos Vángidos tienen un registro bastante melodioso, como el Vanga desollador de plumaje negro y blanco (vanga o urraca). Emite largas notas silbadas audibles hasta una distancia bastante lejos. Las especies más grandes de Vángido tienen picos de los más sorprendentes como el del Vanga de Casco (Euryceros Prevostii) o Sitrekibe de gran pico azul nacarado, que es sin duda uno de los pájaros más bellos de los bosques perennifolios. El Vanga Pico de Hoz (Falculea Palliata) se encuentra en los matorrales espinosos del sur y en los bosques secos del oeste o del norte. A la inversa de los demás Vángidos, se desplaza en grupo, a veces de unos diez individuos. Los malgaches los llaman "Voronazaza" o "pájaro niño" pues su voz propia recuerda mucho el lloro de un niño.