Ankasy en Madagascar

El único patrimonio natural de Madagascar está gravemente amenazado de desaparición : la selva natural que desde su origen existía en la mayor parte de la isla desaparece muy rápidamente a razón de 200 000 ha a 300 000 ha al año. Se considera que sólo el 16% de la superficie de Madagascar están todavía cubiertos de bosques naturales y las áreas protegidas supuestas albergar todos los elementos representativos de la biodiversidad biológica de Madagascar sólo representan el 1,9% del conjunto del territorio.

Además, la deforestación deja tras ella suelos denudados y frágiles. La erosión que resulta de ello es muy importante acarreando una degradación importante de los medios lacustres, costeros y marinos que por otra parte están sometidos a fuertes presiones de transformaciones para objetivos agrícolas y a causa de una explotación excesiva.

El crecimiento demográfico (la población malgache duplica cada 20 años) constituye un factor de agravación muy serio para la situación del medio ambiente. En efecto, el nivel de pobreza de la población (la renta anual per cápita es de $820) obliga a los habitantes recurrir a los recursos naturales de manera destructiva privilegiando el corto plazo en detrimento de una utilización racional que reviste un carácter duradero.

Los procesos ecológicos y la diversidad biológica de Madagascar constituyen ventajas económicas de primera importancia.
La protección de los ecosistemas naturales permite tanto el mantenimiento de las funciones ecológicas primarias como la restitución progresiva y continua del agua. La protección de los suelos permite evitar de esta manera los problemas que afectan hoy en día de modo crónica la economía del país como el enarenamiento de los perímetros agrícolas y particularmente el perímetro arrocero, las infraestructuras portuarias, las infraestructuras hidroeléctricas, los hundimientos de carreteras, ...

Conviértase en "embajador de la naturaleza"

En el bosque

En lugares donde los lémures están protegidos, como en las reservas naturales o en las localidades donde está prohibido molestarlos porque son sagrados, se pueden observarlos bastante fácilmente. Provéase de una lámpara para buscar las especies nocturnas. Los ojos de estos últimos brillan con la luz y un par de prismáticos permitirá una observación interesante.

Los lémures son animales salvajes y no está aconsejado alimentarlos. Si tales prácticas han sido favorecidas para facilitar su observación, son muy nefastas al equilibrio de las poblaciones salvajes. No fomenten aquellos actos, prestarán un gran servicio a los lémures que no son animales domésticos. Aunque recuerdan ositos de peluche y que de un natural afable, nos dan ganas de acariciarlos o de buscar un contacto, se prorrogaron varios casos de mordeduras.

Uno de los ambientes forestales más bellos de Madagascar es cuando el Indri nos regala sus cantos melodiosos. Estos lémures comunican de este modo sobre grandes distancias. Aprovechen de aquellos momentos. Para las comodidades de los animales y de los demás visitantes, no vuelven a pasar sus grabaciones y desalienten tales maniobras.

Los bordes de mar y los arrecifes

Los arrecifes coralinos son ecosistemas frágiles, las conchas no deben ser elementos de comercio. Aprendan a respetar este medio ambiente maravilloso que tiene que seguir viviendo para todos nosotros y las generaciones futuras. (cf. Capítulo sobre el submarinismo)

Las demás actitudes que usted va a fomentar :

  • No enterrar los cubos de basura o restos de comida pero traerlos con usted.
  • No molestar un nido de pájaros y permanecer a distancia.
  • Los reptiles podrían parecer robustos y saber que no hay serpientes venenosos en Madagascar incita a menudo a capturarlos. Recuerde que la manipulación de reptiles queda el asunto de especialistas y un gesto torpe puede irreversiblemente dañar a estos animales, en resumen frágiles.
  • No capturar a ningún animal y no tocar las alas frágiles de las mariposas.
  • Vigilar permanentemente un fuego encendido en un campamento.

cascada de montaña d'Ambre en Madagascar
Laguna Ambatomilo y los arrecifes de coral en Madagascar